Durante la última década, el coeficiente de Gini, una medida de la desigualdad de ingresos, ha fluctuado entre 50 y 52 (de un máximo de 100), lo que indica una preocupante falta de progreso, el dato lo ofrece el Banco Mundial en su blog, en un artículo escrito por Carlos Rodríguez Castelán, Hugo Ñopo, Hernán Winkler y Daniela Maquera Sardón.
La publicación indica que a partir de 2022, el coeficiente de Gini de esta región fue de 49.9, lo que representa una ligera disminución respecto a los niveles prepandémicos.
Según indican, la estimación más reciente para 2023 muestra que una de cada cuatro personas en América Latina y el Caribe viven en hogares pobres.
“Para ser específicos, en sus hogares estas personas ganan menos de US$6.85 por día, medido en paridad de poder adquisitivo de 2017. Si bien esta es la tasa de pobreza más baja registrada en las últimas dos décadas, la pobreza sigue mereciendo una atención continua por parte de los hacedores de políticas públicas”.
En conjunto, América Latina y el Caribe logró reducir la pobreza del 50 al 30 por ciento durante los primeros 15 años del nuevo milenio, un éxito notable. No obstante, la reducción de la pobreza se ha estancado desde 2015, lo que coloca actualmente a ALC como una de las regiones que más lento está avanzando en la erradicación de la pobreza.
Entre 2019 y 2022, la demografía de la pobreza en América Latina y el Caribe se alejó de los grupos tradicionalmente vulnerables. La proporción de pobres en ALC fue menor entre las personas con menor nivel educativo y aquellas que viven en áreas rurales, probablemente debido a un aumento en las transferencias públicas dirigidas a dichos grupos.
La recuperación de los ingresos laborales en la región ha sido inconsistente. La mayoría de los países sufrió caídas significativas en sus ingresos laborales en 2019 y solo unos pocos han rebotado en 2022 en este aspecto.
Entre los que sigue enfrentando dificultades, República Dominicana, Argentina y Perú tuvieron las mayores caídas. En contraste, El Salvador, México y Chile registraron crecimiento en ese indicador crucial.
Para pasar del conocimiento al impacto, debemos canalizar este conocimiento hacia acciones formuladas a partir de la evidencia. Que nadie se quede atrás en la lucha contra la pobreza: ese es nuestro compromiso.