El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, definió este miércoles como “la tormenta del siglo” el huracán Milton, un monstruo de viento y agua que, mientras se aproximaba a la costa occidental de Florida, fue ganando y perdiendo en las últimas horas la categoría 5, la máxima. Biden habló pasado el mediodía en la Casa Blanca, desde la que dirigió una reunión extraordinaria de gestión de la crisis que retransmitieron las cadenas informativas en la que también participaron la vicepresidenta, Kamala Harris, candidata demócrata en las elecciones de noviembre, así como miembros expertos de la Administración, entre ellos, el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas.
Cuando tomó la palabra, Harris quiso dirigirse “especialmente a la gente de la región de Tampa”, el lugar donde calculan las predicciones que el ojo del huracán tome tierra este miércoles algo antes de lo previsto, tan pronto como a las 23,00, hora local (5,00 del jueves, hora peninsular española). “Les urgimos a que se tomen esta tormenta en serio.
Esta vez es diferente, es más peligrosa y más letal. Sé que son gente dura, que tienen experiencia, que han sobrevivido a otros huracanes, pero si les dice que evacúen, háganlo”.
Cincuenta y uno de los 67 condados del Estado de Florida estaban a esa hora en alerta, y en 15 de ellos se habían dictado órdenes de evacuación obligatorias. La inusual puesta en escena admitió también una lectura política.
Faltan menos de cuatro semanas para las elecciones, y un patinazo en la gestión del Gobierno federal de una tragedia como la que promete Milton podría ser fatal. También está sobre la mesa la controversia, alimentada por el Partido Republicano, sobre las tareas de mitigación de los daños del paso hace solo dos semanas del huracán Helene, el más mortífero desde el Katrina en 2005.
La Casa Blanca ha expresado su preocupación por la tormenta de desinformación sobre los esfuerzos de recuperación tras Helene que, con aparentes fines electorales, han desatado el expresidente Donald Trump y sus aliados. Cabe interpretar la transparencia en los preparativos de la nueva crisis como una estrategia para acallar esas críticas (en muchos casos basadas en bulos, en el caso de Helene) antes de que se produzcan.
“En las últimas semanas, se han difundido mentiras descaradas de una manera imprudente, irresponsable e implacable, y eso está perturbando a la gente y socavando la confianza en el increíble trabajo de rescate y recuperación que ya se ha realizado [en el caso de Helene] y que se seguirá realizando”, dijo este miércoles Biden. “El expresidente Trump ha encabezado esa avalancha de mentiras.
Se han dicho cosas disparatadas que, sencillamente, no son verdad. En momentos como este, no hay Estados republicanos o demócratas.
Hay un solo Estados Unidos de América, en el que los vecinos se ayudan entre sí y los voluntarios lo arriesgan todo, incluso sus propias vidas, para socorrer a sus compatriotas. Nadie puede dudar de que estaremos allí para ayudar”, añadió.
La temible trayectoria de Milton se había desviado ligeramente hacia el Sur por la mañana, mientras decenas de miles de residentes de la Costa del Golfo y del centro de Florida seguían en las carreteras congestionadas las recomendaciones de las autoridades de dejar sus casas atrás en busca de un refugio lejos del agua o se preparaban para recibir de la manera más segura posible la embestida del ciclón, colocando tableros en las ventanas, llenando el depósito del coche, pese a las colas, o procurándose sacos de arena. Al principio de la jornada anterior a la llegada del huracán estaba previsto, que no garantizado, que el fenómeno meteorológico, que, como recordó Biden, enfila zonas que aún no se han recuperado del paso de Helene, tocara tierra en la zona de Saraota, y no, como se había asumido en los días anteriores, a la altura de la gran conurbación costera de Tampa Bay y St.
Petersburg. Se esperaba que lo hiciera en las últimas horas del miércoles o en las primeras del jueves, pero eso también fue cambiando con el estudio de los datos atmosféricos.
Los meteorólogos calculan que para entonces, Milton, duplicado en tamaño, estuviera en la categoría 3 o 4. En el área que primero recibirá la embestida, las autoridades se preparan para una marejada ciclónica de hasta 4,5 metros de altura y vientos de unos 210 kilómetros por hora.
“Milton tiene el potencial de ser uno de los huracanes más destructivos registrados en la historia en el centro-oeste de Florida”, advirtió este miércoles un portavoz del Centro Nacional de Huracanes. Cuando uno de estos fenómenos meteorológicos se aproxima, las autoridades prefieren pecar de tremendistas que dar la falsa impresión a los habitantes de las zonas afectadas de que pueden fiarse de su veteranía como supervivientes de huracanes y desoír las órdenes de evacuación.
El martes, la alcaldesa de Tampa, Jane Castor, una ciudad de 400,000 habitantes (pegada a otra, St. Petersburg, con 260,000 vecinos), fue aún más lejos: “Puedo decir, sin dramatizar en absoluto, que si decides quedarte en una de esas zonas de evacuación, vas a morir”, declaró en una entrevista a la CNN.
En una comparecencia pública este miércoles a mediodía, Castor definió la marejada ciclónica prevista en la ciudad que gobierna ―“el doble de la de Helene”, advirtió― como “histórica, no solo en términos de Florida, sino de toda la nación”. “Estamos muy, muy cerca del punto en que la gente ya no podrá salir”, dijo Castor a los periodistas, a los que advirtió que los principales puentes de Tampa cerrarían por la tarde.
Antes, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, había dicho en una actualización informativa de primera hora que independientemente del lugar donde tocara tierra el ojo de la tormenta, el impacto será “más amplio”. “Absolutamente todos los lugares de la costa oeste de Florida podrían sufrir una gran marejada ciclónica”, añadió.
La expuesta región de la bahía de Tampa no ha sufrido el azote directo de un gran huracán desde 1921, y eso explicaría su expansión en este tiempo hasta convertirse en el núcleo densamente poblado que es hoy. En 2022 se libró en el último momento de Ian, que se desplazó hacia el sur y dejó unos 150 muertos en Florida; entró por la zona de Fort Myers (que estos días también está en vilo) y dibujó una trayectoria del sudoeste al nordeste hasta salir por la histórica localidad de Saint Augustine, primer asentamiento español en Estados Unidos.
A su paso, dejó inundaciones en pueblos y ciudades del interior, así como una prueba más de que en este tipo de fenómenos el agua suele ser tanto o más temible que el viento. A diferencia de aquel huracán, Milton embestirá Florida en una trayectoria perpendicular, lo que hace confiar en que no se regodeará tanto en su destrucción como Ian, pero también que golpeará con mayor contundencia.
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