La Armada mexicana ha informado este lunes del hallazgo, la semana pasada, de un enorme laboratorio de metanfetamina en el sur del Estado de Sonora, en el noroeste del país. En un comunicado de prensa liberado en la mañana, la dependencia ha señalado que en el lugar se encontraron más de 1,350 millones de dosis de la droga, además de miles de kilos de precursores, que representan alrededor de 700 millones de dólares en su venta al menudeo.
La Armada ha destacado que el decomiso “representa más del 50% de la droga y precursores asegurados durante el presente año”. Las imágenes del laboratorio dan una idea de la magnitud del hallazgo: decenas de condensadores, reactores, centrifugadoras, cientos de sacos de rafia, vehículos, tinas.
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La Armada ha informado de que se trata del mayor laboratorio ubicado durante el actual Gobierno, presidido por Andrés Manuel López Obrador, con bastante diferencia. Hasta ahora, el más grande contaba con apenas 13 reactores, muy por debajo de los 72 del de Sonora.
La metanfetamina es una de las drogas más consumidas en Estados Unidos. Informes del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos y del grupo de cabildeo Rand Corporation de los últimos cinco años señalan que entre dos y tres millones de personas consumen metanfetamina en aquel país cada año, más que cocaína o heroína.
Las autoridades de Estados Unidos señalan a organizaciones criminales mexicanas de producir y exportar la mayor parte de la droga que se consume al norte del río Bravo, un tema siempre espinosos en las relaciones de ambos países. Sobre los productores, la geografía del hallazgo de la semana pasada y del anterior, ubicado en Sinaloa, al sur de Sonora, hace justo un año, señala al Cartel de Sinaloa o a las organizaciones criminales que ocupan su espacio.
En esta área funcionan grupos vinculados a uno de los líderes históricos del grupo, Ismael El Mayo Zambada y a los hijos de su antiguo compañero, Joaquín El Chapo Guzmán. La Armada no ha señalado qué grupo podría haber estado usando el laboratorio.
Desde hace años, Naciones Unidas señala a México como uno de los mayores productores de metanfetamina del mundo. La dependencia tampoco ha explicado cómo ubicó el centro de producción clandestino.
El laboratorio funcionaba a las afueras de Quiriego, un pueblo a 80 kilómetros en coche de Ciudad Obregón. Su magnitud exigía una logística importante.
¿Cuánto tiempo funcionó ajeno a la mirada de las autoridades? ¿Qué tanto se sabía de su existencia en Quiriego y alrededores? Son preguntas que, como otras que apuntan a las dinámicas de la producción y el tráfico de drogas en el país, suelen quedar sin contestar. La Armada ha aprovechado para dar también algunas cifras que, en lugar de aclarar la importancia de lo hallado, confunden al lector.
La dependencia ha señalado que en lo que va de año “se han localizado, inhabilitado y destruido, un total de 73,520 kilogramos de metanfetamina, y un total de 141,470 kilogramos de precursores”. Según su cálculo, esto supone “una pérdida de más de 700 millones de dólares a la delincuencia organizada”.
La cifra es la misma que la dependencia maneja para el hallazgo de la semana pasada. Es difícil calcular qué tan importante es este laboratorio en el contexto de la producción global de las organizaciones criminales mexicanas.
El Gobierno mexicano informa habitualmente de hallazgos de laboratorios de metanfetamina u otras drogas, uno de los pocos criterios para estimar el tamaño de la industria en el país. Se ignora, sin embargo, por cuánto tiempo funcionaros los hallados y cuántos quedan en operación.
De lo reportado, no se sabe además si eran o no importantes en el momento del decomiso. El año pasado, la agencia Reuters informó de que solo el 5% de los 527 laboratorios de drogas incautados en el primer semestre funcionaban en el momento de su hallazgo.
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