El CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear) ha publicado los datos que obtuvo en los experimentos que llevó a cabo en el LHCb en 2011 y 2012. Ocupan un total de 800 TB y contienen la información recabada en este experimento, que persigue ante todo entender un poco mejor cuáles son las sutiles diferencias que existen entre la materia y la antimateria analizando las propiedades del quark ‘b’. Precisamente de aquí procede la ‘b’ de ‘LHCb’.
Esta no es la primera vez que este laboratorio europeo de física de partículas libera la información de algunos de sus experimentos. A los usuarios de a pie puede parecernos que estos datos nos quedan muy lejos. Incluso podríamos asumir que la información recogida hace ya más de diez años apenas tiene interés hoy. Nada más lejos de la realidad. Estos datos aún hoy tienen un valor enorme no solo para los investigadores que trabajan en el ámbito de la física de partículas, sino también para los centros educativos.
Los físicos se han pasado muchos años indagando en ellos, y gracias a estos datos, que han sido recopilados en la iteración conocida como Run 1, y también a los de la Run 2, han podido elaborar más de 700 artículos científicos. Y algunos de ellos han realizado contribuciones muy importantes. No obstante, esto no significa en absoluto que ya no se pueda extraer más conocimiento de esta información. Muchos investigadores continúan analizando los datos de las iteraciones Run 1 y 2 con la esperanza de encontrar pistas que hasta ahora podrían habérseles escapado.
Los datos que ha liberado el CERN nos recuerdan lo laborioso que es filtrarlos
Como os hemos prometido en el titular de este artículo, cualquiera de nosotros puede descargar los 800 TB de datos resultantes de la iteración Run 1 del experimento LHCb. Si tiene algún lugar en el que almacenarlos, eso sí. Lo único que tiene que hacer es acceder al repositorio público Open Data del CERN. Y bajarlos. Eso es todo. Esta información está disponible en el mismo formato empleado por los físicos de este laboratorio de partículas para llevar a cabo su investigación, por lo que no se trata de los datos en bruto; han sido previamente filtrados y clasificados.
El LHC de alta luminosidad será capaz de producir nada menos que 40 millones de colisiones por segundo
Si el itinerario que ha planificado el CERN sigue su curso tal y como lo ha hecho hasta ahora el HL LHC (High Luminosity Large Hadron Collider o LHC de alta luminosidad) estará listo a finales de esta década. En 2030. Y será capaz de producir nada menos que 40 millones de colisiones por segundo. La cantidad de información que generará será tan enorme que, tal y como nos explicó el físico español Santiago Folgueras en la conversación que mantuvimos con él a principios de diciembre, será necesario poner a punto un sistema que sea capaz de analizar los datos en tiempo real y tomar una decisión respecto a la colisión que se acaba de producir.
Este es, precisamente, el propósito del HL LHC: incrementar drásticamente el número de colisiones si las comparamos con las que se han producido en las anteriores iteraciones del LHC. La luminosidad mide, de hecho, cuántas potenciales colisiones de partículas se producen por unidad de superficie y tiempo. Se mide en femtobarns inversos, de manera que cada uno de ellos equivale a 100 billones de colisiones entre protones. Eso sí, se trata de billones en escala larga, por lo que un femtobarn inverso son 100 millones de millones de colisiones.
Desde que comenzaron los experimentos en el acelerador, en 2010, hasta finales de 2018, que fue el momento en el que cesó su actividad, se produjeron en su interior 150 femtobarns inversos. De acuerdo con la planificación actual de los técnicos del CERN las modificaciones que requiere el LHC para incrementar su luminosidad deberían ser capaces de producir 250 femtobarns inversos cada año hasta alcanzar los 4.000 durante todo el periodo de actividad. Y este rendimiento requiere, como nos ha explicado Santiago Folgueras, poner a punto un sistema de análisis y filtrado en tiempo real de las colisiones en el que los físicos del CERN ya están trabajando.
Imagen de portada: CERN
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